¡Así son cuatro de las alajueliteñas que se convirtieron en bachilleres!

0

Por Jennifer Aranda | alajuelitasoy@gmail.com

De los 48 estudiantes del CINDEA que lograron 100% de promoción en Bachillerato, 38 son mujeres. Muchas de ellas madres solteras que desertaron del sistema educativo y recientemente volvieron para cumplir sus metas.

Esta es la historia de cuatro de ellas, quienes se convirtieron en personas soñadoras y cumplidoras de sus más fuertes deseos. Ericka, Mauren, Lisbeth y Magaly son hoy bachilleres y no piensan quedarse ahí.

Ericka: un deseo de superación

Ericka Rodríguez Nieto de 30 años de edad y vecina de la Aurora es una ama de casa con una familia conformada por sus padres y su hija. Una de las metas que Rodríguez siempre tuvo fue terminar sus estudios, pero había desertado del sistema educativo a sus 15 años de edad.

El sueño de darle a su hija un mejor futuro fue su motivación principal para regresar al colegio. «El poder lograr mí título de bachillerato lo es todo para mí; es un escalón más que voy a subir para poder llegar a la cima y le doy un ejemplo a mi hija para que vea que todo se puede», declaró con entusiasmo la hoy Bachiller.

Ver la cara de felicidad de su madre fue para Rodríguez la más alta experiencia de alegría y agradecimiento. Además de ella, quien nunca osó abandonarla, estuvieron también sus profesores, a quienes agradece la calidad de sus clases.

«A los jóvenes o adultos que no han terminado sus estudios les aconsejo que sigan, no importa la edad siempre y cuando se tenga dedicación y esfuerzo para lograr lo que se propongan. Nunca es tarde para terminar. El cielo es el límite. ¡Sí se puede!», fueron las palabras de Rodríguez para quienes aún no concluyen el Bachillerato de Educación Media por temores, conformismo o pérdida de sueños.

Su próxima meta es convertirse en una profesional para brindarle a sus padres y a su hija una mejor calidad de vida.

Ericka Rodríguez acompañada de su madre y su hija.

Mauren: una perseverante que alcanzó

Además de Ericka, también Mauren Guevara Díaz logró su título de Bachillerato a sus 37 años de edad. Su mamá, sus hermanos y sus hijos María Fernanda y José Daniel son la familia que la acompaña.

Ya son 11 años los que Guevara ha trabajado como miscelánea en el Ministerio de Hacienda. Aprendió este oficio y se dedicó a él desde que abandonó sus estudios para ayudar a su mamá con el cuido de tres hermanos con retardo mental.

Cuando su hija tenía 7 meses de nacida, le declararon una parálisis cerebral leve. Gracias a sus luchas diarias y al empeño en salir adelante, hoy María Fernanda es diagnosticada con retardo leve y a pesar de esta dificultad se graduó de sexto año de primaria junto a su madre, quien ya hoy puede decirse Bachiller.

«No importa la edad; la educación es lo más valioso que nos pueden dar nuestros padres. No desperdiciemos esta oportunidad que muchos tal vez quieren aprovechar y no tienen medios para asistir a una escuela o colegio. Recuerden que el que lucha, persevera y el que persevera, alcanza», aconsejó Guevara.

Mauren (la tercera de izquierda a derecha) acompañada por sus compañeras de trabajo el día que la felicitaron por su reciente logro.

Lisbeth: una futura terapeuta física

Una madre soltera a cargo de tres hijos y una casa por pagar tenía una tarea difícil para salir adelante. Sin embargo, uno de sus retoños, Lisbeth Thamara Mendoza Jirón de 19 años de edad, se propuso terminar el cole.

«Ahora hay más posibilidades de estudiar de noche. Una de esas instituciones en las que se puede hacer es el CINDEA de Alajuelita, que es muy buen colegio nocturno», afirmó Mendoza, quien también alienta a los jóvenes a salir adelante para tener un mejor futuro.

Gracias a su madre Sobeyda y a su novio Jordan, contaba con los materiales necesarios y los demás recursos que necesitaba para estudiar. Hoy Mendoza sueña con ser terapeuta física y sabe que puede lograrlo.

Lisbeth Mendoza

«Los motivo a concluir sus estudios y que juntos logremos un avance positivo para nuestras familias y cantón.» Magaly Castro

Magaly: una madre inspiradora

A sus 34 años de edad, Magaly Castro Chinchilla logró su propósito: convertirse en un ejemplo para sus hijos. «Cuando nos volvemos padres, constantemente tratamos de incentivar a nuestros hijos para que estudien. La lección más importante que podemos darles es predicar con el ejemplo», aseguró la recién bachiller.

Su esposo Jesús Silva Hidalgo, y sus hijos Kevin y Nicolás (de 15 y 8 años se edad respectivamente) son quienes apoyaron constantemente a Magaly desde la casa. Pero también estuvo Dios y todo el equipo de trabajo del CINDEA, quienes pusieron un granito de arena para su triunfo, según contó la graduada.

«Para mí, haber logrado mi título de secundaria significa un abanico de emociones, que a pesar de todos los momentos vividos durante estos años, pude lograrlo», expresa Castro, quien se ha propuesto continuar con sus estudios universitarios.

«Creo que para nosotras, las personas adultas que estudiamos en esta modalidad, nuestro bachillerato tiene un gran significado, porque cada letra en ese título, viene llena de mucho esfuerzo y dedicación», explica Castro. Al mismo tiempo aconseja a quienes aún no terminan el cole a empezar. «El camino no va a ser fácil, estará lleno de obstáculos qué superar, pero ninguno tan grande como para no lograrlo», finalizó la soñadora.

Magaly Castro